hueles a hormigón mojado
y a saliva seca.
Hueles a rincón de zapato abandonado,
hueles a muro y a lágrima quemada,
hueles a besos sin aliento.
Ciudad de infartos y partos,
hueles a lluvia de aíre caído
a vitral de tristeza
y a corazón congelado.
Ciudad de livideces y miedos,
de obeliscos silentes
y arco iris lapidados,
hueles a prisión de palabras
a bostezo de asno
y a prostituta amada.
Ciudad resacas y guacas,
hueles a oscuridad de infierno,
y a papel de cárcel
Incontrolable ciudad de la prisa,
donde aguarda el hosco rumor de la sangre
y la caída honda
de una noche en el alma.
Ciudad pétrea
e irrespirable,
de páramos vencidos
y abandonados.
Sácame esta voz de trueno
de quimera impiadosa,
para quebrar tu silencio
de paredes adobadas
y encontrar en el eterno escozor
de una tarde infinita,
tu pobre y mísera alma
desterrada.
Impresionante poema en el decribes con crudeza poética la dureza de la ciudad, de las ciudades, esas que se nos comen el alma con grandes dentelladas que quedan impunes. Ansías encontrar la belleza, la pureza que nos devuelva la armonía de nuestro espíritu con la naturaleza perdida. Bellísimo, perfecto poema Jairo. Mis más sinceras felicitaciones amigo mío.
ResponderEliminarMUY ACERTADOS TUS COMENTARIOS AMIGA , GRACIAS POETA , SALUDOS Y ABRAZOS . AMIGA M.V
ResponderEliminar