que aun tienen sus calles,
por sus balcones mudos y miopes,
por sus mangales y caminos de chilamates ,
por la chavala que vende el fresco en la esquina ,
por la fritanga de doña Elvira y doña Coco,
por el vigoron de doña Maria
y por la comida de don Silvio
con su carretón de esperanzas,
por esto y por todo lo demás
yo no cambio a Granada por nada.
¡Ah...!y
por la mirada honda de Gioconda
cuando cae la tarde ...
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